La historia de Turbo, un chihuahua llamado también cariñosamente Roo (kangaroo), ha tocado el corazón de cientos de miles de personas en Internet. Todo ha ocurrido en Indianápolis, Estados Unidos, donde Turbo nació sin patas delanteras y apenas podía moverse. La veterinaria Ashley Looper, al verlo saltar como una rana, se encariñó con él y decidió adoptarlo.
Ashley le hizo todo tipo de terapias para poder ayudarle y le construyó una especie de carrito artesanal con piezas de juguete, ya que con apenas 500 gramos de peso, no podía usar la silla de ruedas adaptada para perros.
Por suerte, a través de una página web conoció a Mark Deadrick, un ingeniero que tenía la clave para cambiar la vida al pequeño perro. Utilizando una impresora 3D, le construyó un carrito totalmente adaptado para él. Desde entonces, Turbo puede moverse a sus anchas y correr todo lo que quiera. ¡No es de extrañar que esta historia de solidaridad y cariño a los animales haya dado la vuelta al mundo!
