Como el perro que se escapaba para abrazar a su vecino, Lilica también se iba todos los días un rato, aunque luego siempre volvía. Esta perra vive en un depósito de chatarra de Sao Carlos, en Brasil, con su dueña Nelie y muchos compañeros de otras especies. Gallinas, una mula, otro perro y un gato son los compañeros de casa de Lilica. Como la cosa no iba muy bien en casa y la comida no alcanzaba para todos, esta perra tan inteligente decidió tomar cartas en el asunto y salir cada noche a buscar alimentos para sus compañeros y para ella misma…
Así conoció a Lucía, que se hace cargo de los animales callejeros desde hace más de 30 años. Todas las noches Lilica recorre varios kilómetros para encontrarse con su amiga. Al principio Lucía estaba confusa al ver que la perra comía una parte y otra se la llevaba por donde había venido. Hasta que un día la siguió y descubrió que Lilica, además de ser muy inteligente, era muy solidaria. Y es que esta perra de gran corazón se comía una parte nada más para guardar el resto a sus amigos, que esperaban en el depósito de chatarra. ¡Qué historia más inspiradora!
